¿Qué son los derivados financieros y cuántos tipos hay?

La parte más importante a la hora de plantearnos invertir es tener bien claro qué queremos conseguir, qué riesgos estamos dispuestos a asumir y durante cuánto tiempo vamos a estar invirtiendo. Es decir: objetivos, perfil de riesgo y horizonte temporal. Una vez que tenemos estos tres puntos claros, habrá una serie de tipos de productos de inversión que se adapten mejor a estos objetivos que a otros.

Hoy, desde RHO Finanzas, os vamos a hablar de uno de esos tipos de productos, los derivados financieros, un activo solo apto para aquellos con una buena tolerancia al riesgo.

¿Qué es y cómo funciona un derivado financiero?

Antes de comenzar, debemos explicar que posiblemente los productos financieros derivados sean uno de los activos de inversión más complejos. Dicho de una forma simple, un derivado es un producto financiero cuyo valor depende del valor de otro activo, que se llama activo subyacente. Este activo subyacente puede ser desde acciones a materias primas, divisas, bonos… de ahí que sea un mercado amplísimo.

Una característica común a todos los productos derivados es el efecto apalancamiento, que define la relación entre el capital invertido y el resultado que se consigue. Para un mismo importe, las posibles pérdidas o ganancias obtenidas de la operativa con derivados pueden ser superiores a las que se obtendrían si se negociarán directamente los activos subyacentes.

Esto es así porque los derivados financieros, al permitir un alto grado de apalancamiento, solo precisan de un depósito pequeño de garantías con relación al volumen de la transacción.

Esto puede ser tanto una ventaja como una desventaja, puesto que un movimiento pequeño de precio a su favor puede generar grandes ganancias; no obstante, un movimiento pequeño de precio en su contra puede dar lugar a pérdidas importantes, pudiendo superar los fondos aportados como garantías. El riesgo de incurrir en grandes pérdidas al operar en productos derivados llega a ser substancial.

Te interesa: “Análisis de riesgo financiero: 4 cuestiones que debe atender tu empresa”.

Una vez explicado en qué consisten los derivados financieros y su principal característica, toca hablar de los diferentes tipos de derivados que podemos encontrarnos en los mercados. Además, es la mejor forma de entender cómo funcionan.

Tipos de derivados financieros

Existen varios tipos de derivados financieros con los que se puede operar. Todos ellos tienen características únicas que los diferencian de los otros y los inversores los emplean con diferentes propósitos.

  • Los contratos de futuros creados en OTC y los contratos futuros se usan con el fin de especular sobre los movimientos de los precios en el futuro de un activo o como método de cobertura.
  • Las opciones permiten a los inversores tener una estrategia de cobertura contra las potenciales caídas de precios.
  • Los swaps se utilizan como método de cobertura para los riesgos asociados con la deuda, los movimientos de Forex y las fluctuaciones en los precios de las materias primas.

A continuación, os presentamos un desglose de las clases fundamentales de derivados financieros:

1.   Contratos a plazo (forward)

Un contrato a plazo, o contrato de futuros creado en OTC, involucra a un comprador y a un vendedor. Ambos se ponen de acuerdo para operar con un activo en una fecha futura con el precio que acuerden en la fecha del contrato.

Por ser contratos generados en un mercado OTC, las condiciones son acordadas en privado entre las partes implicadas.

El contrato se liquida en la fecha preestablecida, cuando el comprador paga el activo al vendedor (o, a veces, recibe el dinero) por el precio convenido. Los beneficios y las pérdidas se producen en función del movimiento del precio del activo subyacente entre las fechas de inicio y de vencimiento del contrato.

2.   Contratos futuros

Los contratos futuros surgieron a partir de los forwards y, por tanto, tienen características en común.

Los únicos rasgos de los contratos futuros es que están normalizados y se operan en bolsa, además de que están sujetos a procedimientos de liquidación diarios. Esto significa que las partes implicadas en el contrato se liquidan día a día durante el período de tiempo acordado, es decir, el pago de los beneficios se cubre diariamente por la parte que ha incurrido en pérdidas.

3.   Contratos de opciones

Las opciones ofrecen el derecho, aunque no la obligación, de realizar la compra o la venta de un activo en una fecha futura a precio acordado. Si el contrato da la opción a una parte de vender un activo, se denomina opción put. Si da la opción a una de las partes de comprarlo, entonces se denomina opción call.

4.   Swaps

Los swaps son tipos de derivados financieros completamente diferentes que implican a dos partes que pactan el intercambio de una serie de cantidades de dinero o el intercambio de diversos activos sujetos a una variable. Existen diferentes tipos de swaps, algunos de los más habituales son:

Swaps sobre tipos de interés

En los swaps de tipos de interés, una de las partes tiene un préstamo con tipos de interés variables, mientras que la otra parte tiene un préstamo con tipos de interés de carácter fijo.

Una de las partes puede tener un préstamo con un tipo de interés variable, pero el resto de sus pasivos pueden ser de carácter fijo, por lo que decide realizar un swap en su tipo variable por uno de carácter fijo que se corresponda con el resto de su deuda.

Esto también puede ocurrir, al contrario, cuando una de las partes quiere realizar un swap en sus tipos de carácter fijo por otras variables que se correspondan con el resto de sus pasivos. Existen algunas versiones que ofrecen a las partes el derecho, aunque no la obligación, de actuar un swap en una fecha acordada.

Swaps sobre tipos de cambio

Los swaps sobre tipos de cambio implican a dos partes que llevan a cabo los pagos de sus préstamos en divisas diferentes. Una de las partes paga el préstamo de la otra en una divisa a cambio de que la otra pague el préstamo de la primera en otra divisa diferente.

Swaps de materias primas

Los swaps de materias primas tienden a ser usados por grandes empresas e instituciones financieras, y no por inversores particulares.

Por lo general, un swap de materias primas supone un acuerdo establecido entre una empresa, que produce o negocia con materias primas (habitualmente petróleo, pero también pueden ser metales) y un comprador. El acuerdo implica la venta de un volumen concreto de la producción a un precio que ya acordado sobre un período predeterminado.

Los productores aseguran un precio para su producción como una estrategia de cobertura contra el riesgo de descenso en los precios al contado y los compradores aseguran un precio para cubrirse contra lo contrario, es decir, el riesgo de la subida de los precios al contado.

Antes de invertir en derivados financieros, piénsatelo

Como hemos visto, los derivados financieros pueden ser una alternativa de inversión muy interesante si quieres obtener grandes rentabilidades… Pero también pueden suponer grandes pérdidas.

Por eso mismo, no suelen ocupar grandes posiciones en carteras y fondos. Dicho esto, si te interesa operar en derivados financieros, desde RHO Finanzas te aconsejamos que te mantengas bien informado y muy atento a tus inversiones.